La tensión arterial es la resultante de la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Podemos establecer un paralelismo con la presión que ejerce el agua sobre las tuberías de una casa; en ese sentido, cuanto más elevada es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear, pudiendo sufrir daños tanto el corazón como los vasos sanguíneos.
Una de las características de esta enfermedad es que “no presenta unos síntomas claros, o estos pueden tardar mucho tiempo en manifestarse”, como cefalea, visión borrosa, sensación de ahogo. Sin embargo, incluso siendo asintomático en la mayoría de los casos, constituye el factor de riesgo cardiovascular más prevalente.
En la actualidad, las enfermedades cardiovasculares son las primeras causas de mortalidad, aún más en épocas de calor, más aún en nuestras latitudes donde el clima es caluroso la mayor parte del año acentuándose aún más en el verano.

“La hipertensión es una patología tratable, pero su falta de control puede desencadenar complicaciones graves, como infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca o ictus (el famoso derrame)”

Las primeras consecuencias de la hipertensión las sufren las arterias, que se endurecen a medida que soportan la presión arterial alta de forma continua, se hacen más gruesas y puede verse dificultado al paso de sangre a través de ellas. Este daño en las paredes de los vasos sanguíneos favorece que se depositen colesterol y triglicéridos en ellas, por eso lo que hace que la hipertensión sea un de riesgo muy importante para el desarrollo de arterioesclerosis.

CAUSAS:

Aunque todavía no se conocen las causas específicas que provocan la hipertensión arterial, sí se ha relacionado con una serie de factores o condiciones que suelen estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar aquellos relacionados con la herencia genética, el sexo, la edad y la raza, y por tanto poco modificables; de aquellos otros que sí son modificables y podrían cambiar tanto la aparición como el pronóstico de la hipertensión como son los hábitos higiénico dietarios y el ambiente en el que viven las personas como el tabaquismo, la obesidad, consumo excesivo de sodio (sal de mesa), el abuso de alcohol, el uso de ciertos fármacos y un estilo de vida muy sedentario.

CAUSAS NO MODIFICABLES

Factores Genéticos:
La predisposición a desarrollar hipertensión arterial está vinculada a que un familiar de primer grado tenga esta patología. No significa que lo desarrollará invariablemente, pero existe una gran posibilidad de padecerlo en el tiempo si no toma medidas adecuadas para prevenirlo. Aunque se desconoce el mecanismo exacto, la evidencia científica ha demostrado que cuando un progenitor (o ambos) son hipertensos, las posibilidades de desarrollar hipertensión son el doble que las de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.

Sexo:

Los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres hasta que estas llegan a la edad de la menopausia. A partir de esta etapa la frecuencia en ambos sexos se iguala. Esto se debe a las hormonas femeninas que protegen a la mujer durante la edad fértil, que reducen su riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. El consumo crónico de anticonceptivos hormonales también es un factor relacionado en la aparición de hipertensión arterial en la mujer.

Edad y Raza:

La edad es otro factor que influye sobre las cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial sistólica o máxima como la diastólica o mínima aumentan con los años.

En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión que los de raza blanca, además de tener un peor pronóstico.

CAUSAS MODIFICABLES
Sobrepeso y Obesidad:
Los individuos con sobrepeso están más expuestos a tener más alta la presión arterial que los que presentan peso normal. A medida que se aumenta de peso se eleva la tensión arterial y esto es mucho más evidente en los menores de 40 años y en las mujeres. La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos, independientemente de la edad, es entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un peso normal.

No se sabe con claridad si es la obesidad por sí misma la que causa la hipertensión o si hay un factor asociado que aumente la presión en personas con sobrepeso. Al parecer, a la obesidad se asocian otra serie de cambios biológicos que serían en parte responsables del aumento de la presión arterial. También es cierto que la reducción de peso hace que disminuyan y hasta desaparezcan estas alteraciones.

Otras causas
Vasculares:
Entre el 2,5-6 por ciento de los problemas relacionados con el riñón pueden influir en la aparición de la hipertensión arterial. Las principales patologías vasculares que influyen son:

  • Enfermedad renal crónica.
  • Poliquistosis renal.
  • Estenosis de la arteria renal.
  • Tumores productores de renina. • El síndrome de Liddle.

Endocrinológicas:

Las causas endocrinas representan entre el 1 y el 2 por ciento. En éstas se incluyen desequilibrios hormonales exógenos y endógenos. Las causas exógenas incluyen la administración de corticoides.

Aproximadamente el 5 por ciento de las mujeres que toman anticonceptivos orales puede desarrollar hipertensión. Los factores de riesgo para la hipertensión asociada con el consumo de anticonceptivos orales incluyen la enfermedad renal leve y la obesidad.

Las causas hormonales endógenas incluyen: • Hiperaldosteronismo primario.

  • El síndrome de Cushing.
  • Feocromocitoma.
  • Hiperplasia suprarrenal congénita.

Las causas neurogénicas incluyen: • Tumores cerebrales.

  • Poliomielitis bulbar.
  • Hipertensión intracraneal.

Además, existen drogas y tóxicos que pueden propiciar la aparición de la hipertensión:

  • Alcohol.
  • Cocaína.
  • Ciclosporina, tacrolimus.
  • Fármacos antiinflamatorios no esteroides.
  • Eritropoyetina.
  • Medicaciones adrenérgicas.
  • Descongestionantes que contienen efedrina.
  • Medicamentos a base de hierbas que contienen regaliz.
  • Nicotina.

Por último, existen algunas enfermedades que se relacionan con la hipertensión como son el hipertiroidismo e hipotiroidismo, la hipercalcemia, el hiperparatiroidismo, la acromegalia, la apnea obstructiva del sueño y la hipertensión inducida por el embarazo.

Síntomas

“La mayor limitación a la hora de detectar la hipertensión es que la mayoría de los casos transcurren sin que haya ningún síntoma y, por lo tanto, la enfermedad pasa desapercibida, con el riesgo que eso conlleva”.

Pero también existen síntomas inespecíficos, como las cefaleas y los mareos, que ponen en alerta al paciente que decide ir al médico o acudir a la farmacia a que les tomen la tensión. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esos síntomas no se pueden atribuir sólo a la hipertensión porque también pueden coincidir en el tiempo como una respuesta al dolor.

En el caso de los hipertensos que han estado sin diagnóstico durante mucho tiempo, estos pueden sufrir en un momento dado una complicación, como una angina de pecho, que es un síntoma derivado y señal de un probable infarto agudo de miocardio en puerta.

Y es justamente en los casos menos afortunados donde la hipertensión arterial están relacionados con la aparición de muerte súbita; o debutan con otras enfermedades potencialmente fatales como el ictus y el infarto agudo de miocardio.

Prevención

“Tener hábitos de vida saludable y, sobre todo, evitar el sobrepeso y la obesidad, son los principales factores para prevenir la aparición de la hipertensión”

Los especialistas en enfermedades crónicas no transmisibles señalan que llevar una dieta sana y practicar ejercicios físicos en forma regular ayudan a que la población general disminuyan tanto la posibilidad de sufrir esta patología, o disminuir las complicaciones de las mismas. Dejar de fumar también previene esta patología, ya que el tabaco eleva la presión arterial.

En los casos en los que en la familia haya antecedentes de hipertensión y por tanto haya una predisposición a ser hipertenso a lo largo del tiempo, este factor genético supone una llamada de atención adicional a que el paciente cuide esos hábitos de vida y vigile sus cifras de tensión arterial.

Leave a Reply