La respiración oral o bucal hace referencia al hábito de respirar por la boca. El patrón de respiración normal se realiza a través de la nariz, aunque algunos niños mantienen la boca abierta o entre abierta de manera constante, ya que respiran por ella.

Ver a un niño o niña con este tipo de hábito NO es relacionado cómo algo alarmante porque no conocemos las importantes consecuencias que implica en su crecimiento y desarrollo.

¿Cómo es la respiración normal?

Lo normal es respirar por la nariz. La respiración nasal nos mantiene sanos de muchas formas:

  • Las vías aéreas nasales calientan y humedecen el aire que respiramos, lo cual mejora nuestra salud respiratoria.
  • Los vellos que recubren nuestros conductos nasales por dentro constituyen una primera línea de defensa contra patógenos como virus, bacterias, hongos o esporas, sirve como filtro, si no se realiza una respiración nasal.

¿Cuáles son las causas?

Si la respiración nasal no es posible, lo más probable es que exista alguna obstrucción que dificulte el paso del aire desde la nariz al aparato respiratorio. Las causas más frecuentes en los niños son la hipertrofia (aumento del tamaño) de las amígdalas o de las adenoides (vegetaciones) y las infecciones respiratorias. Otras causas menos habituales son: rinitis alérgica, desviación del tabique nasal.

¿Cómo identificar si el niño es respirador bucal?

Los siguientes factores pueden indicar la existencia del hábito de respiración bucal:

  • Roncar por las noches
  • Dormir o permanecer gran parte del día con la boca abierta o entre abierta
  1. Babeo importante
  2. Ojeras, labio superior corto, paladar ojival o estrecho
  • Tendencia a levantar la barbilla y adelantar el cuello para respirar mejor
  • Padecer cuadros de infecciones a repetición.

¿Qué consecuencias puede tener?

Las principales consecuencias del hábito de respirar por la boca, cuando se mantiene en el tiempo son:

  • Deformación del rostro: la respiración constante por la boca altera el desarrollo facial en crecimiento de los niños pequeños. Estos cambios característicos se conocen como facies adenoidea: cara alargada y aplanada, nariz estrecha, la barbilla retraída, ojeras, el paladar estrecho, sonrisa gingival y los dientes torcidos.
  • Ronquidos durante la noche: se producen cuando el aire que respiramos tiene dificultades para pasar por la vía aérea. Los ronquidos constantes en la etapa infantil no se deben normalizar, ya que el sueño es una de las partes más importantes del crecimiento saludable en la infancia. A veces, se asocian episodios de apnea (el niño deja de respirar), lo que interfiere con una correcta oxigenación (una de las principales funciones de la respiración) del organismo y con el sueño.
  • Cuando un niño no respira bien, no duerme bien, no oxigena adecuadamente y entra en un ciclo de cansancio, irritabilidad y más cansancio. Los respiradores bucales en general están más irritables, enojados, somnolientos y fatigados.
  • Problemas dentales y esqueléticos: al tener la boca abierta constantemente, el flujo de saliva en la boca se reduce, con propensión a padecer caries, mal aliento y acumulación de bacterias, además de una sensación de boca seca. La respiración bucal está relacionada también con maloclusiones dentales como la mordida abierta, el paladar estrecho y la mandíbula retraída.
  • No es raro tampoco encontrar problemas de audición y otitis asociados a este tipo de respiración.

¿Cómo se trata?

Depende de cuál sea la causa. Si existe un cuadro de alergia se podrá tratar con medicación, si existe aumento en el tamaño de las amígdalas o de las vegetaciones (adenoides) generalmente va a una intervención quirúrgica.

Es importante el trabajo multidisciplinario con el odontopediatra que corregirá las deformaciones causadas por la respiración oral a nivel de la boca y con el fonoaudiólogo que va a enseñar a respirar por la nariz nuevamente a ese niño y de esta manera abandone el hábito de respirar por la boca.

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